La lluvia trae consigo más de alguna sorpresa…
Un buen café de la mano a una conversación en la que esperamos poder resumir la vida entera en unos minutos…
Caminatas despistadas mientras se habla de planes, risas por nada y por todo… encuentros inesperados…
Saludos que no se esperaban dar quizás hasta mucho tiempo mas, abrazos que casi no son, pero que surgen como un desahogo a deseos que se tenían guardados celosamente en un rincón perdido del alma… ¡sorpresas! Ver algo que no se vio antes, ironías de la vida, nervios que no existían hace tiempo, que ahora pienso ¿es por mera inercia que salen a relucir cada vez que veo el paisaje con tono pardo?...
Mi mente vuela por lugares recónditos, lejanos a mis fantasías actuales, pero que aun así se mezclan y dan vueltas y vueltas y vueltas… volver a sentir ese aroma, aquella esencia que produce que mis sentidos se agudicen, mi corazón de un brinco y mi risa se vuelva estúpida…
De pronto vuelvo al presente, a esta realidad que puede ser un tanto confusa, alegre, de vez en cuando dolorosa y agotadora, pero aun así cargada de sueños y planes que se esperan cumplir en el futuro… aquella realidad donde esas sensaciones que se creen olvidadas tienen una influencia determinante, en parte son la base para ser quien soy…
Y es ahora, al cruzarme con esa mirada, siquiera un segundo, me doy cuenta, lo admito: aquel escalofrío es eterno, mi alma queda desnuda y vulnerable ante el atisbo de aquel ser que tan lejano veo de mi vida cada día que pasa, que nace tan solo como recuerdo inocente y gracioso pero que aun surge de sorpresa y de manera fugaz en mi presente, dejando siempre aquel sabor extraño, desequilibrado, cuasi paranormal… absurdo.
Y sigue la vida, sigo caminando, hablando de las ironías del destino, dejando otra vez en aquel rincón oscuro todas aquellas sensaciones, volviendo a mi mundo actual, mis sueños actuales, mis sentimientos actuales… pero algo queda, es distinto, pues me quedo idiotizada mirando una vez más el techo de mi cuarto, tratando de nublar una vez mas cada locura que pasó por mi cabeza con aquel estremecimiento hoy en día nuevo, pero que conoce cada rincón de mi alma desde hace años…
Así es como despierto, un nuevo día, un nuevo beso… siento el viento mezclado con aquel suspiro que fue capaz de fulminar aquel recuerdo conmovedor, pero que a cambio hace que combata día a día con otras memorias cargadas con aquel rencor hacia la manipulación y la hipocresía hecha carne, pero aun así vale la pena continuar…
Pero en mi despertarse aparece esa imagen, el paisaje pardo nuevamente, el recuerdo de ese viaje raudo a lugares ocultos en mi…
Y frente al espejo me pregunto: ¿será que faltó…?
Un buen café de la mano a una conversación en la que esperamos poder resumir la vida entera en unos minutos…
Caminatas despistadas mientras se habla de planes, risas por nada y por todo… encuentros inesperados…
Saludos que no se esperaban dar quizás hasta mucho tiempo mas, abrazos que casi no son, pero que surgen como un desahogo a deseos que se tenían guardados celosamente en un rincón perdido del alma… ¡sorpresas! Ver algo que no se vio antes, ironías de la vida, nervios que no existían hace tiempo, que ahora pienso ¿es por mera inercia que salen a relucir cada vez que veo el paisaje con tono pardo?...
Mi mente vuela por lugares recónditos, lejanos a mis fantasías actuales, pero que aun así se mezclan y dan vueltas y vueltas y vueltas… volver a sentir ese aroma, aquella esencia que produce que mis sentidos se agudicen, mi corazón de un brinco y mi risa se vuelva estúpida…
De pronto vuelvo al presente, a esta realidad que puede ser un tanto confusa, alegre, de vez en cuando dolorosa y agotadora, pero aun así cargada de sueños y planes que se esperan cumplir en el futuro… aquella realidad donde esas sensaciones que se creen olvidadas tienen una influencia determinante, en parte son la base para ser quien soy…
Y es ahora, al cruzarme con esa mirada, siquiera un segundo, me doy cuenta, lo admito: aquel escalofrío es eterno, mi alma queda desnuda y vulnerable ante el atisbo de aquel ser que tan lejano veo de mi vida cada día que pasa, que nace tan solo como recuerdo inocente y gracioso pero que aun surge de sorpresa y de manera fugaz en mi presente, dejando siempre aquel sabor extraño, desequilibrado, cuasi paranormal… absurdo.
Y sigue la vida, sigo caminando, hablando de las ironías del destino, dejando otra vez en aquel rincón oscuro todas aquellas sensaciones, volviendo a mi mundo actual, mis sueños actuales, mis sentimientos actuales… pero algo queda, es distinto, pues me quedo idiotizada mirando una vez más el techo de mi cuarto, tratando de nublar una vez mas cada locura que pasó por mi cabeza con aquel estremecimiento hoy en día nuevo, pero que conoce cada rincón de mi alma desde hace años…
Así es como despierto, un nuevo día, un nuevo beso… siento el viento mezclado con aquel suspiro que fue capaz de fulminar aquel recuerdo conmovedor, pero que a cambio hace que combata día a día con otras memorias cargadas con aquel rencor hacia la manipulación y la hipocresía hecha carne, pero aun así vale la pena continuar…
Pero en mi despertarse aparece esa imagen, el paisaje pardo nuevamente, el recuerdo de ese viaje raudo a lugares ocultos en mi…
Y frente al espejo me pregunto: ¿será que faltó…?
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